Sabía
yo que el final de temporada iba a ser entretenido, pero la verdad no esperaba
que lo fuese tanto. Comenzábamos en
Austin un periplo que me va a llevar a estar un mes fuera de casa, de USA voy a
México donde será el siguiente GP, de allí iremos a desconectar unos días a
Playa del Carmen en la Riviera Maya, y seguidito a Brasil a la penúltima prueba
del año.
Ya
el viaje a USA suele ser complicado por toda la burocracia que conlleva y en mi
caso en particular porque tengo el don especial de ser bienvenido de manera
personal. Siempre me hacen un par de preguntas de mi propósito de la visita.
Este año no fue ninguna excepción y tuve que pasar el control de aduanas.
Una
vez ya en EEUU continuamos viaje hasta Austin
y este último trayecto desde NYC fue especialmente pesado, se me hizo
eterno, así que cuando llegamos al hotel me fui directamente a dormir ya que al
día siguiente comenzaba la actividad nuestra en pista.
Una
vez en el circuito ya empezaron a correr rumores sobre la climatología del
lugar y a pesar de que ese día no hacía mala temperatura se esperaban lluvias
para el resto de las jornadas. Hasta ahí todo dentro de la normalidad, pero
cuando ya empiezas a escuchar que se aproxima un huracán y que existen posibilidades
de que la carrera se suspenda te empiezas a preocupar. Para añadirle dramatismo
a la situación empiezas a escuchar en las noticias que “Patricia” se prevé el
mas destructor de los últimos años y que varias espectáculos al aire libre se
han suspendido, entonces ves que la situación se complica.
Y
las previsiones se fueron cumpliendo más o menos como lo anunciaban, la
temperatura comenzó a bajar y la lluvia se instaló en el circuito.
Los
primeros días fue bastante molesto pero al menos podíamos trabajar. De hecho el
viernes a media tarde amainó un poco y nos permitió hacer una escapada a San
Antonio para poder ver un partido de la NBA.
Nuestro
trabajo nos permite situaciones como esta en la que aprovechando que estas en
un determinado país aprovechas a ver cosas propias del lugar y en este caso fue
un partido de NBA que a mi especialmente me hacía ilusión ya que no lo había
podido disfrutar in situ.
Es
curioso el show que se monta alrededor de un espectáculo deportivo. El
diferente concepto de show que tienen en EEUU tan distinto al nuestro. En ni un
solo momento deja de haber actividades para que el publico disfrute. Desde que
entras ves los típicos puestos de comida, venta de camisetas, cheerleaders
firmando autógrafos y sacándose fotos con todos lo que se lo solicitan, música,
animaciones en pista, gradas repletas de gente entregada. Como decíamos allí en
realidad lo de menos es el propio partido de baloncesto.
Eso
fue un pequeño oasis dentro de la odisea que nos esperaba aún. La mañana
siguiente cuando nos levantamos bien tempranito, ya estaba lloviendo con fuerza
y la FP3 que debían disputar los pilotos se retraso bastante por las
condiciones tan malas de la pista. Ya entonces se intuía lo que algunos ya
habíamos vaticinado días antes, la qualy no se iba a poder disputar en la
jornada del sábado. Eso si antes de tomar la decisión definitiva estuvimos
bastantes horas de espera en busca de algún claro que permitiese que se
disputase, pero no fue así y finalmente hubo que retrasarla hasta el domingo
por la mañana.
A mi
es la segunda vez que me pasa esto, aún recuerdo Japón 2010 donde sucedió lo
mismo y en la jornada dominical se hizo la clasificación y la carrera. Este año
en Austin ocurrió lo mismo.
Así
que la jornada del domingo comenzó bien tempranito, salimos del hotel a eso de
las seis de la mañana y en una única jornada hicimos la previa de la
clasificación, la propia qualy, un pequeño break para llegar a la previa de
carrera, el Gran Premio y el post. Una maratoniana jornada que acompañado por
la cola del huracán Patricia hizo que fuese una jornada muy larga y muy
complicada para todos nosotros.
La
carrera en sí no fue de las peores del año, hubo varias luchas en la cabeza de
carrera y en lo que se refiere a los pilotos españoles Carlos Sainz volvió a
demostrar lo bravo piloto que es y después de sufrir un percance en la sesión
clasificatoria salió a carrera desde el último lugar para llegar al final de la
misma en sexta posición.
El
gran protagonista de la carrera y del día fue sin duda Lewis Hamilton que
conseguía su tercer título de campeón del mundo de pilotos.
Lewis
ha demostrado ser un piloto muy peculiar fuera de la pista con un modo de vida
peculiar, pero cuando se pone el mono y se sube al coche es un verdadero killer.
Como decía su jefe de equipo Totto Wolf, mientras el piloto sea rápido en
carrera lo que haga fuera de los circuitos le da igual, que disfrute de la vida
que es joven.
Pero
la persona verdaderamente especial e importante para el equipo de Movistar+ este
GP era nuestra compañera María Serrat.
Nuestra
Marieta nos abandonaba esta carrera por circunstancias personales que le llevan
a emprender otro proyecto de vida muy importante así que tocaba hacerle la
despedida que se merecía. Durante las últimas semanas estuvimos preparando un
video de despedida con el objetivo de agradecerle el trabajo que ha realizado
con nosotros y cuando estábamos a punto de terminar el último de nuestros
programas desde Austin le sentamos en nuestro set para mostrárselo.
Fue
entonces cuando al ver el video absolutamente todo el equipo “caímos” en una
descomunal llorera de emoción. No hubo ni uno que no lo hiciese y eso que al
principio todos intentábamos mantener el tipo pero las emociones fueron más
fuertes y todos sucumbimos. Comentaba Jose uno de nuestros EVS que en el
control estaban en absoluto silencio y cuando el intentando aguantar el lloro
miro a su alrededor y vio a todo el mundo llorando dijo “pues nada barra libre
a llorar”.
Es
en situaciones como esta te das cuenta de una de las muchas peculiaridades de
nuestro trabajo. Somos como una familia. Tantos días fuera de casa, en
situaciones tan variopintas de alegría, tristeza, estrés, nervios, risas,
enfados, hace que se creen vínculos muy
especiales. Es cierto que no con todo el mundo te llevas de la misma manera,
pero a todos les consideras como parte de esa familia tuya que va viajando por
el mundo y con la que pasas mas de doscientos días. Es lógico que estas situaciones se vivan con
especial emoción.
Como
ya le dije a ella, a María no me queda más que darle las gracias por su enorme
profesionalidad y por las facilidades que a mi me ha dado trabajando y fuera de
la pista. Siempre ha estado ahí cuando le pedias cualquier ayuda, o esas
miradas cómplices en las que sin hablarnos sabíamos lo que queríamos decir y
nos partíamos de risa. Esas carreras en el grid buscando la entrevista y esos
choques de mano después de conseguir nuestro objetivo.
En definitiva
multitud de situaciones que me ha demostrado que además de grandísima
profesional es incluso aún mejor persona. Solo me queda volverle a darle las
gracias, desearle lo mejor y esperar que nos volvamos a encontrar mas pronto
que tarde. Ya le dije que le íbamos a echar mucho de menos y mientras escribo
estas líneas ya te puedo decir María que al menos yo ya te estoy echando de
menos.